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“Por que la imagen verdadera del pasado es una imagen que amenaza con desaparecer con todo presente que no se reconozca aludido a ella”
– Walter Benjamin (Tesis sobre el concepto de Historia)

La historia de las naciones es vital para comprender nuestro presente ¿Quién la escribe? ¿A quién pertenece?

Desde la educación básica nos relacionamos con ella a través de libros de texto gratuitos y monografías con imágenes de independencias, revoluciones, batallas y héroes. Próceres que viven en los corazones de la nación y se esconden entre rotondas, monumentos y bustos. Estos relatos se leen como cuentos con un alto grado de sentimentalismo que componen el imaginario nacionalista y se integran a los calendarios mediante días feriados y puentes.

¡A las playas hemos de retornar para recordar a los Héroes que llegaron del otro lado del mundo para combatir la barbarie!

 

El mismo día en el que se realiza el acto más significativo para la identidad nacional en México, el “Grito de Dolores”, se presentó en Tetrade la instalación participativa del artista Leonardo Ascencio titulada: “Los Héroes que nos dieron playa”.

Dividida en dos salas, la primera iluminada de un incandescente color rojo, daba la bienvenida con un mural-collage cuyo diseño incluía logotipos de marcas como Constellation Brands, Goldcorp, Coca-Cola y Shell. Al centro una imagen de un soldado español sujetando la armadura de su acompañante canino. Abajo se lee Xcaret, nombre de la ciudad maya que antes de la conquista fue de gran relevancia para las rutas comerciales y que también es marca con visibilidad internacional, utilizada para promocionar el turismo a las playas mexicanas.

Del lado derecho se leía sobre un espejo un fragmento del discurso de Carlos Salinas de Gortari, con motivo de la culminación del Tratado de Libre Comercio en 1992. Al continuar y en el umbral de la segunda sala donde la tonalidad roja se convertía en verde intensa, una imagen de Cristobal Colón te guiaba visualmente hacia el anuncio sobre el muro que invitaba a dejar tus zapatos para ingresar a la siguiente área.

El pie descalzo inmediatamente tocaba la arena de mar, misma que cubría toda la sala acondicionada con palmeras (domésticas) y un ventilador con cintas tricolor adosadas, que al soplar del viento emitía un sonido característico. El ambiente relajado y “playero”, se unía al centro donde una mesa y sillas de la cervecería Corona, custodiaban latas de cerveza heladas que esperaban simétricamente a sus consumidores mientras descansaban sobre una monografía de la Revolución Mexicana.

En una temporalidad destinada a exaltar la memoria de los personajes que la historia determinó claves para la construcción de la identidad nacional. Los días de asueto se convierten en una necesidad de consumir de los principales destinos turísticos. La playa y el sol dispuestos artificialmente en la ciudad, abordan el impacto que este despliegue significa ante un grupo atraído por los dispositivos ofrecidos por el arte, con una postura marginal sobre las implicaciones simbólicas del patriotismo y cuyas posibilidades económicas difícilmente pueden permitirles consumir al ritmo que obligan los medios de comunicación.

El ejercicio pone en evidencia la inevitabilidad de nuestra participación en la cadena de consumo ¿Dónde se diluye nuestra identidad al servicio del capitalismo neoliberal? Por otro lado, dispone los medios y el espacio para conversar en un espacio que se antoja propio, donde sin perder de vista nuestra inminente participación en el círculo de consumo, genera vías de comunicación y reflexión disfrazadas de momentos de ocio.

Al finalizar se realizó una acción por Leonardo Ascencio a manera de “Grito de Independencia”, quien con vestimenta estrafalaria tipo “playero”, comenzó por nombrar a los habituales personajes históricos mediante un altavoz: Resonaron “Juárez”, “Allende” y “Aldama”, agregando conceptos que ponen el acento en temáticas sensibles a la realidad mexicana como: “Mayo” (Aludiendo al juego de palabras entre la Batalla del 5 de Mayo y mayonesa en inglés), “Fracking”, “Huachicoleros” y “Veracruz”. Finalmente sonaron las campanadas para cerrar con el incomparable sonido de violines al ritmo de la popular canción de fiestas familiares: “Payaso de Rodeo”. ¿Cómo no celebrar e identificarse mexicano ante semejante himno? La fiesta se había terminado. – Tetrade

Texto a propósito de la muestra escrito por la curadora Shantal López

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Registros de Gerardo Jesús

Registros de video e instalación: Max Márquez

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